Como viver a Páscoa no meio de tantas crises?, Blog de Leonardo Boff

Son muchas las crisis que asolan a la humanidad: la crisis económica que ha hundido a los grandes bancos de los países centrales, la crisis política con el auge mundial de las políticas de derecha y extrema derecha, la crisis de las democracias en casi todos los países, la crisis del Estado que se burocratiza cada vez más, la crisis del capitalismo globalizado que no puede resolver los problemas que él mismo ha creado, generando una acumulación de riqueza en muy pocas manos en un mar de pobreza y miseria, la crisis ética, pues los valores de la gran tradición de la humanidad ya no cuentan, la crisis de civilización que ha comenzado a introducir la inteligencia artificial autónoma que articula miles de millones de algoritmos, toma decisiones independientes de la voluntad humana, poniendo en riesgo nuestro futuro común, la crisis sanitaria que ha alcanzado a toda la humanidad a través de Covid-19, la crisis ecológica que, si no cuidamos la biosfera, nos alerta de una posible y terminal tragedia del sistema-vida y del sistema-Tierra. Detrás de todas estas crisis hay una crisis aún mayor: la crisis del espíritu que representa una crisis de la vida humana en este planeta.

El espíritu es ese momento de la vida consciente en el que nos damos cuenta de que pertenecemos a un todo mayor, terrenal y cósmico, de que estamos a merced de una Energía poderosa y amorosa que sustenta todas las cosas y a nosotros mismos. Tenemos la facultad específica de poder dialogar con ella y abrirnos a ella, identificando un Sentido mayor que lo impregna todo y que atiende a nuestro impulso de infinitud. La vida del espíritu (que los neurólogos llaman el «Punto de Dios» en el cerebro) ha sido sepultada por el irreflexivo afán de acumular bienes materiales, por el consumismo, el egoísmo y una profunda insolidaridad.

Después de agosto de 1945, cuando Estados Unidos lanzó dos bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, tomamos conciencia de que podemos aniquilarnos a nosotros mismos. Este riesgo aumentó con la carrera armamentística, que incluye nueve naciones, con armas químicas y biológicas y unas 16.000 cabezas nucleares. La actual guerra entre Rusia y Ucrania ha hecho que Putin amenace con el uso de armas nucleares, trayendo el temor apocalíptico del fin de la especie humana.

En este escenario, ¿cómo podemos celebrar la mayor fiesta del cristianismo que es la Pascua, la resurrección del Crucificado, Jesús de Nazaret? La resurrección no debe entenderse como la reanimación de un cadáver como el de Lázaro. La resurrección, en palabras de San Pablo, representa la irrupción del «novissimus Adam» (1 Cor 15,45), es decir, del nuevo ser humano cuyas infinitas virtualidades presentes en él (somos un proyecto infinito) emergen plenamente. De este modo aparece como una revolución en la evolución, una anticipación del buen fin de la vida humana. El Resucitado ha adquirido una dimensión cósmica, nunca abandona el mundo y llena todo el universo.

En este sentido, la resurrección no es el recuerdo de un pasado, sino la celebración de un presente, siempre presente para traernos la alegría, la suave sonrisa en la certeza de que la muerte inmolada de Jesús de Nazaret, el Viernes Santo, es sólo el paso a una vida, libre de muerte y plenamente realizada: la resurrección. El horizonte oscuro se ha despejado y ha salido el sol de la esperanza.

Pensando en términos del proceso cosmogénico que todo lo abarca, la resurrección no está fuera de él. Al contrario, es una nueva emergencia de la cosmogénesis y de ahí su valor universal, más allá del salto de fe. La resurrección es la síntesis de la dialéctica, de la que Hegel extrajo su dialéctica, de la vida (tesis), la muerte (antítesis) y la resurrección (síntesis). Éste es el fin de todo, ahora anticipado para nuestra alegría. Es la verdadera génesis, no del principio, sino del fin ya alcanzado.

Termina su texto con Jesús resucitado diciendo a las mujeres: «Id y decid a los apóstoles y a Pedro que él (el Resucitado) os espera en Galilea. Allí le veréis como yo os he dicho» (Mc 16,7). Y así termina. Las apariciones relatadas, según los estudiosos, serían un añadido posterior. Es decir: todos vamos camino de Galilea al encuentro del Resucitado. Él personalmente ha resucitado, pero su resurrección no se ha completado, mientras que sus hermanos y toda la naturaleza aún no han resucitado. Por eso, el mundo fenomenológicamente sigue igual o peor, con guerras y momentos de paz, con bondad y perversidad, como si la resurrección no hubiera tenido lugar como signo de superación de esta ambigua realidad.

Aun así, tras la resurrección de Cristo, ya no podemos estar tristes: el buen fin está garantizado.

Una buena fiesta de Pascua a todos los que pueden hacer este camino y también a los que no pueden.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor http://www.DeepL.com/Translator

cargo como pantalla del portátil la imagen de un árbol majestuoso, seguramente de un bosque tropical, una inmensidad que si la observamos bien es fácil sentirse superado, como ocurre cuando miramos con atención una hormiga,

una hojita de árbol, un cerezo en flor, manifestaciones todas de una creación preciosa, en un proceso en el que todas estamos en camino, del espacio que ocupamos en la actualidad a un espacio nuevo, por venir, al encuentro en la Galilea,

sí, todas vamos al encuentro, la hermana planta, el hermano animal, el ser humano, todas estamos en este proceso del encuentro, felices fiestas en este proceso de Pascua, no hay motivo para estar tristes, el buen fin está garantizado.

en 3 retos 4 us un día nos juntamos alrededor de un árbol, para algunas era un ombú, para otros un roble, porque todas tenemos una imagen de nuestro árbol ideal, representación ideal de todos los árboles del mundo,

que representan el árbol de la vida y la muerte, en el que 3 caminos se hacen grandes, el camino del juego y del dis-fruT, el camino del corazón, y el camino de la conciencia, mientras conectamos con un sentido mayor que todo lo impregna.

y tú, ¿cómo conectas con un todo mayor, terrenal y cósmico, con un Sentido y un Espíritu mayor, que lo impregna todo?